Tras meses de planteamiento del proyecto, hoy hemos pasado por fin a la acción. Ya sabemos que nuestros experimentos son los siguientes: detección de almidón en alimentos, detección de colorantes en bebidas gaseosas, extracción de ADN y agua de camaleón. Ahora nos toca probarlas y aprenderlas para poder exponerlas con seguridad y claridad ante el exigente público de Sevilla.
Comenzando con un recuento de materiales, aprovechamos para aprender a usarlos. Destacamos varias recomendaciones:

La pipeta moderna: requiere un manejo cuidadoso. Para subir el agua tienes que girar la ruedecilla y para soltarla poco a poco, pulsar suavemente el tirador, ¿parece fácil verdad? ¡PUES NO! También hay que aprender cómo se utiliza su medidor. Hay que tener en cuenta que la medida que vale es justo la que se queda por debajo de la burbuja de agua que se forma en la parte de arriba de la pipeta. La diferencia entre tener o no esto en cuenta puede ser de solo medio milímetro, o incluso menos, pero hay que ser científicos… Por último decidimos calentar los tubos de ensayo directamente sobre el fuego, ya que la técnica del baño maría era demasiado lenta. Nota: hay que coger el tubo con las pinzas de madera y agitarlo constantemente para que no salte su interior al hervir el agua. Es aconsejable, por seguridad, no apuntar a la cara (ni a la tuya, ni a la de tus compañeros). Juanjo como es un temerario decide no seguir ninguna de sus propias recomendaciones. Aquí dejamos la prueba.

http://www.youtube.com/watch?v=KNHLy2UT7yw

Mientras interiorizamos los nombres de todos los cacharros de laboratorio, probaremos las distintas experiencias. Cada semana iremos poniendo por escrito lo que hagamos, y plasmando con fotografías cada uno de nuestros pasos, colgaremos nuestro trabajo en la página del instituto, comenzando así un pequeño proyecto donde, esperemos, que los próximos cursos que nos sucedan sigan nuestros pasos y lo continúen cada año. Así podremos ser un ejemplo a seguir por otros institutos. ¡Qué se note la calidad del Al-Ándalus! Como no todo puede ser trabajar, fuimos a darnos un paseíto por el instituto del Alquián, para contarles a los compañeros de allí que nos acompañan este año nuestra experiencia en la feria de las ciencias del año pasado, incluyendo algunas anécdotas e insistiendo que, aunque no lo parezca, tendrán que trabajar muy duro, ¡el listón está muy alto! Esperemos que todo siga yendo viento en popa.